Organizadores: Museo Thyssen en colaboración con el Museo de Bellas Artes de Budapest y la Galería Nacional de Hungría. Comisarios: Guillermo Solana, y Mar Borobia (Museo Thyssen).
Descripción: El recorrido está dispuesto con carácter cronológico y se presenta dividido en 8 salas que cubren los siglos XV a XX. La primera sala, titulada "Renacimiento en el Norte", comienza pisando fuerte con unos dibujos de gran exquisitez como por ejemplo la "Santa Bárbara" de Altdorfer (siglo XV) realizada con pluma, pincel y tinta china con albayalde sobre papel. En esta misma sala se puede apreciar un óleo del mismo artista titulado "La Crucificción". A Altdorfer se le considera creador del paisaje como género autónomo y en la obra que se expone se suprime el paisaje en favor de una composición más tradicional. Esta obra destaca por sus colores planos (azul, rojo y blanco) sobre fondo con pan de oro: una maravilla. Pasamos a la segunda sala, "Renacimiento en el Sur", en la que se exponen "Magdalena penitente" de El Greco (c. 1576) con una paleta cromática de azules plasteles y blancos que evoca la pintura veneciana y tiene ecos de Tiziano. En esta misma sala destaca una pequeña escultura ecuestre atribuida a Da Vinci con un dibujo preparatorio a grafito de las patas del caballo datado c. 1490-92. Pero la obra más interesante de esta sala es sin duda la Madonna Esterházy ("La virgen con el niño y san Juanito") de Rafael, c. 1508, realizada en temple y óleo en la que apreciamos una composición piramidal cerrada en la que además se observa asimetría ya que el niño Jesús se representa a más altura que San Juan Bautista. La tercera sala, "el Barroco en Flandes y Holanda", incluye unos bodegones fabulosos como el "Bodegón con frutas y copa Römer" (1644) con unos racimos de uvas traslúdicos que compiten en la misma pared con el "Bodegón con hortalizas" de von Utrecht (c. 1645-50). En esta sala se expone también un cuadro pintado a dos manos entre Rubens y Van Dyck (c. 1618-20) titulado "Mucio Escávola ante Porsena". Especialmente interesantes en esta sala son los 4 óleos de las estaciones ("Primavera", "Verano", "Otoño" e "Invierno") de Jacob Grimmer y el "Adán y Eva" de Jordaens (1630-40) que coloca a Eva sentada en plano de igualdad con Adán y en el que se puede apreciar la maestría del pintor en representar la anatomía de sus personajes. La cuarta sala, "el Barroco en Italia y España", incluye obras de pintores españoles: "El almuerzo" de Velázquez (etapa sevillana, 1618-19) a caballo entre el género del bodegón y el retrato de grupo; y el "Noli me tangere" de Alonso Cano (1640), una de las versiones más elegantes de este tema; e "Inmaculada Concepción" de Zurbarán (1601). Pero también se encuentran en esta sala las obras de pintores italianos como "La Anunciación" de Strozzi (1640) con su pincelada serpenteante o "Diana y Acteón" de Casari (1603-06) que desprende sensualidad con un grupo de mujeres sorprendidas en el baño. En la quinta sala, titulada "El siglo XVIII en Europa", pasamos del barroco al rococó. Las formas se hacen más livianas y se aclara la paleta. Esta sala expone diversas obras adscritas al género del vedutismo (vistas de ciudades) como "La esclusa de Dolo" (1763) de Canaletto o "El arno en Florencia" (1740) de Bellotto. En esta sala se exponen también dos cuadros de Tiépolo: "Descanso en la huida a Egipto" y "La virgen exhortando a Santa Teresa a que nombre a San José protector de la orden" (1749-50) que incluye la figura del rey francés que apoyaba a la orden de las carmelitas en un lateral. La sexta sala es una continuación de la quinta pero su contenido varía porque en ella se centran en artistas húngaros. Se exponen artistas como Mányoki (retrato del "Conde von Gotter", retratado a la oriental al estilo de Rembrandt), Kupecký ("Homenaje a Rákóczi, soldado kuruc", interesantísimo lienzo que representa a un capitán húngaro muerto por la revolución contra el imperio austríaco, y Bogdámy ("Bodegón con loros y cacatúa", un bodegón divertido y colorido). A esta sala pertenecen también los cuadros de Goya que se exponen: "La aguadora", "El afilador" (ambos representados con indumentaria revolucionaria) y el "Retrato de Manuela Casas y de las Heras". Pero hay una pequeña joya que no debe pasar desapercibida en esta sala: las llamadas cabezas de expresión de Messerschmidt. De las 54 que se conocen en todo el mundo, aquí se exponen 3: "El llanto infantil", "El hombre que bosteza" y "El hombre que duerme". Se trata de esculturas realizadas en una aleación de plomo y estaño cuyo significado aún no está del todo claro aunque hay diversas interpretaciones relacionadas con la posible enfermedad esquizofrénica del escultor o posible trastorno neurológico. Continuamos con la sala siete, "La nueva imagen de la mujer", que expone obras que compiten entre ellas por atraer la atención del espectador. De esta sala resulta difícil no citar todas las obras. Aquí se encuentran "La edad de oro" de Vaszary con toques simbolistas; la famosa "Dama del abanico" (1862) en la que Manet retrata a la que fuera la célebre amante de Baudelaire, la actriz Jeanne Duval, cuando ya estaba enferma y con una pierna paralizada como se puede entrever por la postura incómoda de la retratada; la elegancia discreta del óleo titulado "Mujer con vestido de lunares blancos" de Rippl-Róneai; el hermoso cuadro de "La alondra" (1882) en el que Merse retrata un desnudo tumbado en un paisaje verdoso con un cielo azul lleno de tonalidades y matices; y, como no, la "Verónica" de Kokoschka (1909-10). Finalmente, la sala 10, "Del impresionismo a las vanguardias", cambia el tercio con el "Bizcocho de semillas de amapola" de Fényes, un artista húngaro que elige aquí la luminosidad y un tono vitalista a pesar del dramatismo del resto de sus obras; el "Paisaje de invierno con cerca" de Ziffer y las dos grandes manchas de color que dividen la composición del "Entierrno de un niño" de Czigány. Ponen broche de cierre a la exposición un muro dedicado a tres grandes nombres de la historia del arte: Monet ("Ciruelos en flor en Vétheuil"), Gauguin ("Los cerdos negros") y Cézanne ("El aparador"). Pero en esta última sala (a la que hay que procurar no llegar cansados para no dejar pasar la oportunidad de apreciarlos bien) se exponen también "Pont Neuf" de Pisarro y una acuarela sobre papel titulada "Vista de París" (1872) de Harpignies.
La edad de oro, Vaszary |
Lo mejor: "La edad de oro" de Vaszary (1898; la fecha lo dice todo: art nouveau, fin de siècle) con sus tonos verdes, su ambiente onírico, sus elementos simbolistas, su marco ricamente tallado, y sus líneas onduladas ...a una no se le va de la retina incluso después de haber abandonado la sala.
Comentario: La disposición de las obras y la elección del criterio cronólogico de la muestra suponen un gran acierto y permiten contemplar la exposición mientras se va creando un discurso evolutivo en la mente del espectador. Especialmente destacable es el hecho (muy notable) que el Museo Thyssen ¡por fin! haya decidido volver a incluir paneles explicativos en sus exposiciones temporales. Parece que nuestras plegarias por fin han sido atendidas y ahora podemos realizar una visita sacándola el máximo partido leyendo los paneles explicativos que no sólo incluyen información sobre la iconografía sino también sobre características técnicas de las obras expuestas. En concreto, para esta exposición, se trataba de algo fundamental ya que la mayoría de artistas húngaros y su contexto son desconocidos por el gran público por lo que la exposición es un excelente primer acercamiento a su obra. También han vuelto a colocar (esperemos que dure) los folletos en el mostrador por el que hay que pasar al entrar en la exposición. Además, dicho folleto resulta mucho más completo ya que incluye reproducciones de obras y un texto explicativo con los nombres de los artistas que se puede conservar para recordar algunos datos. Finalmente, mencionar que como la exposición se ha organizado con el motivo del cierre temporal del Museo de Bellas Artes de Budapest y de la Galería Nacional de Hungría que cierran por reformas hasta el año 2019, para quienes ya hayan viajado a Hungría y conozcan estas obras por haberlas visto in situ, esta exposición quizá pueda resultar algo redundante pero para quien nunca haya estado allí se trata de una buena oportunidad para saborear diversas joyitas realiadas por los grandes nombres de la historia del arte (me remito a lo expuesto en la descripción) sin moverse de Madrid y descubrir, también, la obra de los pintores húngaros que son menos conocidos.
Puntuación:Matrícula de Honor
Datos prácticos: "Obras maestras de Budapest: del renacimiento a las vanguardias", Museo Thyssen, del 18 de febrero 2017 al 28 de mayo 2017, precio: 12 euros, audioguía 4 euros (no hace falta, ya que vuelven a tener paneles explicativos), horario M-D 10h-19h y Sábados hasta las 21h. Lunes cerrado.
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