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sábado, 4 de junio de 2016

El Bosco: la exposición del V centenario


En pocas palabras: Sin duda la gran apuesta del verano del Museo del Prado es esta exposición monográfica titulada "El Bosco: la exposición del V centenario" que se organiza con ocasión de los 500 años tras la muerte del artista cuya enigmática obra aún hoy produce una gran fascinación.
El hombre árbol, extracto del Jardín de las Delicias
El hombre árbol
Organizadores: Museo del Prado, Fundación BBVA. Comisaria: Pilar Silva.

Descripción: La exposición se organiza por temas iconográficos dada la dificultad que supone presentar una cronología de la obra del artista, ya que aún hoy es discutida entre los estudiosos. La muestra no se presenta siguiendo el esquema tradicional de salas sino que se trata más bien de siete espacios más o menos definidos. El primer espacio se titula "El Bosco y 's-Hertogenbosh". Esta sección nos sitúa en el ducado de Brabante en el que trasncurrió la vida del artista (con algunas obras de contemporáneos como "El juicio final" de Hameel procedente del  Museo Albertina de Viena en el que se aprecia la influencia de la iconografía bosquiana. El tesoro de esta primera sala es la presencia del que a fecha de hoy se considera el posible único retrato del artista: un exquisito grabado a buril fechado hacia 1565. La siguiente sección se titula "Infancia y vida pública de Cristo" y en él nos encontramos con obras adscritas a un programa iconográfico centrado en figuras del Antiguo Testamento (A.T.) lo que ilustra la preferencia de El Bosco por representar temas del A.T. como prefiguración del Nuevo Testamento. En esta sala podemos apreciar la famosa tabla de "La Adoración de los Magos" (una de las raras obras en las que El Bosco utiliza pan de oro), el primero de los trípticos de la exposición, "El Tríptico de la Adoración de los Magos"  y algunos bocetos de tinta parda a pluma de unas tentaciones de San Antonio así como de monstruos y jinetes. El tercer espacio, titulado "Los santos", comienza con el "Tríptico de santa Wilgefortis" (la famosa santa barbuda venerada en los Países Bajos) y, entre otras obras, cuenta también con el "Tríptico de las tentaciones de san Antonio Abad"  y el interesante óleo "San Juan Bautista en meditación" que pertenece a la colección de la Fundación Lázaro-Galdiano y en la que la planta mandrágora oculta la figura de un personaje orante (probablemente el comitente de la obra que la encargó) que fue eliminado por el artista tras haberlo pintado. La cuarta sección se titula "Del paraíso al infierno". En ella podemos apreciar las famosas visiones del Infierno como en el "Tríptico del carro de heno", junto con diversos -y todos ellos exquisitos- dibujos realizados en tinta parda agrisada a pluma y que representan elementos de la obra de El Bosco (algunos no realizados por el artista sino por colaboradores de su taller). Esta sección culmina con las "Visiones del Más Allá" de Venecia y el "Tríptico del Juicio Final" procedente de Brujas. La quinta sección consiste una gran sala diáfana titulada "El jardín de las delicias" en la que el Prado nos ofrece de nuevo su ya conocido "Tríptico del Jardin de las Delicias", obra icónica de la historia del arte universal, en general, y obra estrella de la colección permanente del Prado, en particular. Acompañando esta obra ya conocida por el público madrileño, dos tesoros: (i) un dibujo del artista a tinta parda con pluma del "hombre árbol" que aparece en la tabla del Jardín de las Delicias, dibujo que procede del Albertina de Viena; y (ii) la representación de la radiografía y reflectografía infrarroja realizadas al tríptico. La sexta sección, "El mundo y el hombre. pecados capitales y obras profanas", nos muestra la también famosa "Mesa de los Pecados Capitales" (perteneciente al Prado) y diversas obras de seguidores probables de El Bosco como "El concierto en el huevo" o "La batalla entre Carnaval y Cuaresma"  pero también otras obas como "La extracción de la piedra de la locura" (también del Prado). Esta gran sala finaliza con el "Tríptico del camino de la vida" que reúne con carácter expecional los diversos fragmentos conocidos de este trítpico desmantelado y trae obras de procedencia muy variada (Róterdam, París, New Haven y Washington): un rincón único de la exposición. Finalmente, la séptima y última sección, "La pasión de Cisto", incluye el "Ecce Homo" de El Bosco y sus "Cristos camino del calvario".
Lo mejor: La posibilidad (si no hay mucha gente) de ver los trípticos de El Bosco no como obras distantes, sino como obras cercanas por su disposición sobre unos pedestales que están a la altura del visitante, que se pueden rodear y que permiten apreciar también sus reversos.
Comentario: Resulta difícil comentar una exposición de estas características pues tiene la huella de la popularidad impresa en su ingente propaganda, que inunda los medios de comunicación y la ciudad de Madrid. Además, para alguien que ya vive en Madrid o ha visitado la ciudad con anterioridad y conoce las obras de El Bosco que forman parte de la colección permanente del Museo del Prado, o ha visto también las muestras procedentes del Escorial o la Fundación Lázaro Galdiano ¿cuál es el interés real de gastarse otra vez el precio de una entrada (esta vez, con el aumentado precio de 16€) para ver obras que ya se han visto? Pues bien, la verdad es que sí merece la pena hacer el esfuerzo (de precio y de tiempo de espera en las colas) por la ocasión irrepetible que supone apreciar las obras junto con sus hermanas; poder rodear los trípticos y ver sus anversos y sus reversos; imaginar cómo quedaría cerrado y cómo es abierto; y, por supuesto, por la posibilidad de apreciar los dibujos (muy numerosos y todos ellos de exquisita factura) del artista.
 Por otra parte, se aprecia el esfuerzo del Museo en cuanto a la logística de la exposición. Los pedestales sobre los que se han dispuesto las obras están a la altura de los visitantes, lo que como se menciona arriba reduce la distancia entre la obra y su espectador. Además, con el objetivo de no crear aglomeraciones, se ofrece al visitante de forma gratuita un pequeño folleto en el que aparecen numeradas todas las obras del recorrido y se presenta la información básica para poder apreciarlas. Esto evita que haya mucha gente leyendo paneles a lo largo del recorrido ya que cada uno puede ir leyendo del folleto lo que más le interese. A nivel de contenidos, el folleto ofrece información básica sobre la iconografía de la obra de El Bosco para poder identificar en cada momento lo que estamos viendo.
Con todo, la popularidad que rodea la exposición, probablemente debida a la fascinación que aún hoy genera la obra de El Bosco, hace que resulte difícil moverse con libertad entre las salas debido a la gran afluencia de visitantes. Pero esto no le quita placer a la visita, pues la obra del artista es suficiente para hacernos olvidar estos pequeños inconvenientes.
Puntuación: Sobresaliente.
Datos prácticos: Conviene verla de lunes a jueves, pues la afluencia que hay los fines de semana hacen muy dificultosa la visita (no solo por las dificultades de conseguir entrada, de que esta entrada sea a la hora que más nos convenga, etc; sino también por la dificultad que supone poder acercarse bien a las obras y apreciarlas como se merecen). Los precios han subido: la entrada general ahora cuesta la escandalosa cantidad de 16€. "El Bosco: la exposición del V centenario", del 31 de mayo al 11 de septiembre 2016, Salas A y B de la Planta Baja, Edificio Jerónimos. Horario de la exposición (ampliado respecto al del Museo): L-J 10-20h, V-S 10-22h, D-F 10h-21h.

Georges de la Tour

El tramposo del as de tréboles (Fort Worth)
 En pocas palabras: La propuesta del Museo del Prado para la temporada de primavera es esta pequeña pero sabrosa exposición que ofrece un recorrido por la obra de La Tour, artista barroco cuya singular obra presenta características de otro gran maestro: Caravaggio.
El tramposo del as de diamante (París)

Organizadores:
Museo del Prado y Museo del Louvre. Comisarios: Andrés Úbeda y Dimitri Salmon, respectivamente.
Descripción: La muestra presenta un recorrido corto dividido en tres salas que incluyen un total de 31 pinturas (teniendo en cuenta que solo se conocen unas cuarenta obras del autor). La exposición se organiza cronológicamente. Así, empezamos el recorrido por los primeros años donde ya apeciamos la influencia notable de Caravaggio en la elección de personajes humildes y en el uso de la luz en obras como "La riña de músicos" de Los Angeles, "Los Comedores de Guisantes" de Berlín o "El viejo y la vieja" de San Francisco (se aprecia asimismo el esfuerzo por reunir obras de distinta procedencia con el objetivo de garantizar la exhaustividad de la exposición). La segunda sala titulada "réplicas y series" nos adentra en una fase en la que el artista utiliza una pincelada más plana y sus obras revisten mayor luminosidad. Aquí se encuentran expuestos, en dos paredes enfrentadas que permiten su sabrosa comparación, los famosos cuadros de los tramposos: "El tramposo del as de tréboles" (procedente de Fort Worth) y "El tramposo de as de diamante" (del Museo del Louvre). La disposición permite apreciar sus diferencias de colorido y factura así como el juego de gestos tan característicos en estas dos obras. Finalmente, en la tercera parte titulada "Últimos años" se muestran los cuadros denominados nocturnos por la presencia del colorido monocromo y las formas geometrizantes como en las Magdalenas penitentes de Washington y Los Angeles, "La adoración delos Magos", o "El recién nacido". Aquí se encuentra expuesto también un cuadro pequeño titulado "Niño soplando un brasero" en el que el brasero es el único punto de luz del lienzo. La muestra termina con dos sabrosos cuadros: el último nocturno conocido de La Tour "San Juan Bautista en el desierto", obra que transmite soledad y silencio, y el último diurno conocido "Ciego tocando la zinfonía" (un instrumento muy presente en la iconografía del pintor).
Lo mejor: La posibilidad de comparar los dos cuadros de "Los tramposos" y apreciar así sus diferencias.
Comentario: La exposición es no sólo un acierto sino que además ofrece al visitante la ocasión única de adentrarse en la obra de este pintor conocido para los historiadores del arte pero que puede pasar desapercibido para el gran público. La muestra es completa dada la dificultad de reunir obras del pintor y, como se ha descrito, el esfuerzo por reunir obras de variada procedencia la convierten en una ocasión irrepetible de apreciar sus obras.
Puntuación: Sobresaliente.
Datos prácticos:"Georges de la Tour", Museo del Prado, del 23 de febrero 2016 al 12 de junio 2016. Entrada general 14€. L-S 10:00-20:00 y D-F 10:00-19:00.