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jueves, 22 de abril de 2021

Georgia O’Keeffe

“Cabeza de carnero, malva real blanca. Colinas. Nuevo México”

En pocas palabras:
La propuesta del Museo Thyssen para esta primavera-verano 2021 es un paseo por los parajes áridos de Nuevo México, las flores sobredimensionadas, las calles de Nueva York y los graneros de Lake George de mano de la artista norteamericana Georgia O’Keeffe. Es la primera retrospectiva de Georgia O’Keeffe en España y el Museo Thyssen es el museo que cuenta con más obras de ella fuera de los Estados Unidos. 

Organización: Museo Thyssen, Centre Pompidou y Fondation Beyeler con la colaboración del Georgia O’Keeffe Museum de Santa Fe, Nuevo México. 

Descripción El recorrido consta de 8 salas. Se trata de un recorrido cronológico por la vida de la artista que se mezcla un poco con los principales temas de sus obras. 

Sala 1 - Carolina del Sur y Texas: obra temprana 

En Carolina del Sur y Texas, Georgia O’Keeffe comienza a pasear y experimenta conexiones con el entorno, lo que reflejó en sus acuarelas de intenso colorido con una predilección por los horizontes infinitos. En esta sala se exponen algunas de esas primeras acuarelas -técnica que empleó antes de pasar al óleo- y también se expone una obra titulada “Abstracción temprana” (1915) en blanco y negro en la que observamos la importancia que le concedía al dibujo. 

"Abstracción temprana"

Sala 2 - Nueva York: abstracciones 

Como hemos dicho, Georgia O’Keeffe realizaba grandes caminatas y luego intentaba plasmar en sus obras la naturaleza que veía con sus matices de color. Por ejemplo, en “Lucero de la tarde nº IV” (1917) intenta captar la luz crepuscular. 

"Lucero de la tarde nº IV"

En 1918, Georgia O’Keeffe se instala en Nueva York. Aquí pinta sus primeras abstracciones florales. En esta sala se pueden apreciar las formas orgánicas y líneas curvas en obras como “Línea Azul”, “Serie I. Formas de flores blancas y azules” y “Serie I. Nº 8” (todas de 1919). Cuando estas obras se expusieron en Manhattan fueron interpretadas en clave de género, como si sus formas sugirieran vulvas. Esto fue utilizado como símbolo por ciertos colectivos feministas, asociación que Georgia O’Keeffe siempre rechazó en vida. 

 

"Serie I. Nº 8" (detalle)


"Serie I. Formas de flores blancas y azules" (detalle)

Una de las intenciones de la artista era crear su propia melodía en sus obras. En “Música azul y verde” (1919/21) las líneas aportan una musicalidad sinuosa. 

"Música azul y verde"

Sala 3 - Nueva York/Lake George 

Desde que llega a Nueva York, Georgia O’Keeffe reparte su tiempo entre paseos por Manhattan con sus grandes y modernos rascacielos y las estancias en Lake George, un enclave natural al norte del estado de Nueva York donde la familia de su pareja, Stieglitz, tenía una casa. 

Fruto de este contraste, surgen obras que por un lado representan vistas urbanas de Nueva York (algo inusual en su obra que se centra principalmente en representar la naturaleza) y representaciones de la América rural con sus granjas, establos y graneros, lo que le recordaba su infancia en Wisconsin. Estos temas también aluden a la búsqueda de elementos identitarios de Estados Unidos y le permiten alejarse de formas consideradas más “femeninas”. 

Entre las vistas de Nueva York nos encontramos con “Calle de Nueva York con luna” (1925) -que fue su primer cuadro realizado en Nueva York-, y “Ritz Tower” (1928). Por otra parte, en esta sala se exponen obras que representan graneros, granjas y establos en Lake George. 

"Calle de Nueva York con luna"

Sala 4 - Flores y mundo natural 

Era una artista recolectora que caminaba, que daba paseos que alimentaban su alma y la inspiraban. Durante sus caminatas, O’Keeffe recogía flores, conchas, rocas, trozos de madera, tejas caídas, hojas y una gran variedad de objetos de la naturaleza que luego plasmaba en sus obras. Por ejemplo en “Concha y viejo tablón de madera” (1926) crea una especia de vanitas moderna. En estas obras se aprecia la concepción particular del volumen y las gradaciones de color. 

 

"Concha y viejo tablón de madera" (dos versiones)

Pero la fama de O’Keeffe reside sin duda en las representaciones de sus flores. En “Amapolas orientales” (1927) vemos que la artista, sin embargo, no hace representaciones románticas del tema. Las flores están descontextualizadas y redimensionadas. Pinta a las flores como si fueran edificios, sobredimensionadas. Las flores son lo delicado, lo femenino, pero coge la convención y le da la vuelta. Cambia la concepción de la flor haciendo una nueva lectura del tema floral. “La flor es tu mundo”, dijo. En estas obras, al cambiar el formato de las flores, invita a prestarles más atención. Además de las amapolas, O’Keeffe ha pintado lirios, narcisos y flores de calicó blancas. 

"Amapolas orientales"

Una de sus obras más famosas, “Estramonio. Flor blanca nº1” (1932), presenta una dualidad muy interesante desde el punto de vista del significado. El estramonio es una flor blanca preciosa pero que en su interior tiene un veneno letal. Esa contradicción le da una dimensión interpretativa al cuadro muy poderosa. 


"Estramonio. Flor blanca nº 1"

Tomaba notas de la naturaleza. Se acercaba a sus elementos y les hacía una especie de zoom a la manera de una cámara fotográfica como en “Hojas de otoño. Lake George. Nueva York” (1924). 

"Hojas de otoño. Lake George. Nueva York"

Otra de las obras presentes en esta sala es “Abedul blanco” (1925). El tronco del abedul es fino y de gran altura. En la obra se aprecia un tronco dúctil que parece prolongarse hasta el infinito. Es un canto a la libertad y evoca la ensoñación; es también una representación del otoño con una lectura conceptual sobre la caducidad del presente y el paso del tiempo. En éste como en otras obras de esta sala, observamos una clara tendencia de la artista hacia la luz y la abstracción. 

"Abedul blanco"

Modifica el punto de vista clásico y, en algunas obras, hace representaciones desde la abstracción. Por ejemplo, en “Nubes de tormenta. Lake George” (1923) intenta captar la huella emocional de la tormenta, haciendo abstracción de formas y sensaciones. 

"Nubes de tormenta. Lake George"

Sala 5 - Primeras visitas a Nuevo México 

En el verano de 1929, O’Keeffe viaja al norte de Nuevo México. Allí se encuentra con un majestuoso paisaje de grandes espacios sin fin. Puede pasear infinitamente y, mientras lo hace, se encuentra huesos de animales muertos lo que alimenta su imaginario. 

En “La montaña. Nuevo México” (1931) podemos apreciar esos parajes áridos donde la artista paseaba infinitamente. 

"La montaña. Nuevo México"

Pero el cuadro más famoso de esta sala es sin duda “Cabeza de carnero, malva real blanca. Colinas. Nuevo México” (1935). Como hemos dicho, O’Keeffe coleccionaba calaveras, huesos y cuernos que encontraba en el desierto de Nuevo México. Los restos óseos encarnan para ella los ciclos de la muerte y la renovación vital. La calavera evoca por tanto el ciclo de la vida: es la permanencia, lo que resiste a nuestro paso por el mundo. 

“Cabeza de carnero, malva real blanca. Colinas. Nuevo México” (detalle)

Hay una obra en esta sala que también resulta particularmente interesante aunque es más difícil de entender. Se trata de “Gris, azul y negro. Círculo rosa” (1929). En Nuevo México, O’Keeffe se encuentra con la cultura nativa americana. En esta obra, intenta recrear el movimiento y el ritmo de una danza ceremonial nativa. Se observa la importancia del color, la luz que se descompone de forma circular sobre el lienzo. Quiere sentir ritmo a través del color. Amplifica el movimiento surgido de la danza. 

"Griz, azul y negro. Círculo rosa"

Pero también hay edificios en esas llanuras como “Pueblo de Taos” (1929-34) en los que realiza una búsqueda de color y formas. 

"Pueblo de Taos"

Sala 6 - Explorando Nuevo México

En las décadas de 1930 y 1940, O’Keeffe ya era una artista consolidada. Es una etapa de madurez de la artista. Pasaba los veranos en Nuevo México, se sacó el carnet de conducir y convirtió su coche en un taller con ruedas lo que le dio mucha independencia. Descubrió unas colinas que ella bautizó como “Black Place” y “White Place”. 

"Black Place I"

También siguió pintando huesos como en “Pelvis IV” y “Pelvis con la distancia” (1943). Aquí podemos observar el hueso y su contraste con el cielo azul. En “Pelvis IV” tenemos, además, la presencia de la luna. El zoom sobre la pelvis nos hace perder la noción del objeto. También hay una tendencia a abstracción marcada por el hueco de la pelvis. 

"Pelvis con la distancia"

En contraste con sus paseos por Nuevo México, también es en esta etapa en la que O’Keeffe comienza a viajar fuera de los Estados Unidos. Fruto de esos viajes nace “Misti. Un recuerdo” (1957) como recuerdo de un viaje a Perú en el que intenta captar el colorido violeta del país. 

"Misti. Un recuerdo"

Sala 7 - Viajes por el mundo 

En 1945, O’Keeffe se compra una hacienda en ruinas en un pueblo llamado Abiquiú y se instala definitivamente en Nuevo México. El patio de su nueva casa fue un tema recurrente de su pintura entre 1946 y 1960. Fijó obsesivamente su atención en una de las puertas de su patio como se puede ver en “Puerta negra con rojo” (1954) y otras obras presentes en esta misma sala. El patio representa la relación entre el espacio público y el privado. Realizó unas 20 versiones del patio dándole protagonismo a la puerta. La artista concebía el patio como una caja cuadrada que tenía cielo arriba y tierra bajo. Su obra en este periodo tiende más hacia el minimalismo. 

"Puerta negra con rojo"

En la década de 1960, alterna sus estancias en su casa de Nuevo México con viajes internacionales en avión. La belleza del mundo desde las alturas la fascina y representa las líneas sinuosas de los ríos a vista de pájaro en obras como “Verde, amarillo y naranja” (1960). 

"Verde, amarillo y naranja"

Fruto de esa tendencia al minimalismo es la infinitud que se percibe en “Cielo sobre nubes. Horizonte amarillo y nubes” (1976-77). 

"Cielo sobre nubes. Horizonte amarillo y nubes"

Sala 8 - El taller 

Como su nombre indica, esta sala trata de recrear el estudio de la pintora. En una vitrina al fondo de la sala se exponen sus pinceles, la paleta de cristal que ella usaba para mezclar los colores, y otros utensilios. En la pared de la izquierda hay una fotografía de las vistas que tenía desde su taller en Nuevo México. No os perdáis el vídeo que se reproduce en la sala en el que se detalla el proceso creativo de la artista con una explicación detallada de su técnica denominada “Wet into Dry”. 

 

El taller de Georgia O'Keeffe y sus vistas de Nuevo México

Lo mejor: La sensación de estar paseando junto a ella por Nuevo México y sentir la misma fascinación 

Comentario: De Georgia O’Keeffe son conocidas sus flores sobredimensionadas. Más que nada porque el feminismo las convirtió en un símbolo de la lucha de las mujeres ya que sus flores se leían en clave de genitales femeninos. En vida, Georgia O’Keeffe siempre negó tal interpretación de su obra y no adhirió a las propuestas de los colectivos feministas de su época. Por otra parte, ella sí tenía la intención de introducirnos en la flor, en lo que tiene de más íntimo y delicado. Y en este sentido, la exposición permite apreciar esa cualidad de su pintura de hacernos vivir la flor. 

"Narcisos amarillos nº3" (detalle)
 

Pero aparte de sus flores, que son muy conocidas, ¿qué pintó Georgia O’Keeffee? Pues ahí es donde reside el poder de la exposición, que va desgranando sus paseos por los desiertos de Nuevo México, por las granjas de Lake George a las afueras de Nueva York y las carreteras del pueblecito de Abiquiú donde se instaló en su última etapa. Se nos explica que ella recogía objetos, desde conchas y tejas hasta cráneos y otros huesos de animales secados al sol. Tenía una necesidad imperiosa de pasear y esos paseos la inspiraban. Luego los trasladaba al lienzo con colores fuertes, que marcaban los contrastes entre el cielo y la tierra, el anochecer y la luna. 

Me ha parecido una excelente exposición en la que, durante el recorrido, el visitante tiene en todo momento la sensación de estar paseando junto a Georgia O’Keeffe sintiendo fascinación por las cosas que a ella la fascinaban. Me ha gustado mucho y os invito a verla si lo deseáis. Eso sí, hay algunas explicaciones a pie de obra pero la mayoría de las explicaciones estaban en la audioguía por lo que os recomiendo que la adquiráis para poder apreciar mejor sus obras. Se trata de obras en su mayoría abstractas y la falta de información puede hacer que paséis de largo por muchas de ellas sin entenderlas en toda su plenitud. 

Me gustaría terminar felicitando al Museo Thyssen por realizar una exposición monográfica sobre una mujer artista, algo que como sabéis, no es habitual en otros museos de la capital. 

Puntuación: Sobresaliente. 

Datos prácticos: “Georgia O’Keeffe” Museo Thyssen. Del 20 de abril al 8 de agosto 2021. La entrada ha vuelto a subir de precio y ahora cuesta 13 euros + 5 euros por la audioguía lo que hace un total de 18 euros. El horario varía: del 20/04/2021 al 28/05/2021 es de martes a viernes y domingos de 10:00 a 19:00 y sábados de 10:00 a 21.00. Del 29/05/2021 al 8/8/2021 es de de martes a sábado de 10:00 a 21:00 y domingos de 10:00 a 19:00. Los lunes está cerrado. Página web de la exposición (incluye un vídeo con la presentación de la misma)  



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