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jueves, 21 de julio de 2016

Real Fábrica de Tapices

Los telares originales del siglo XVIII

La entrada a la Real Fábrica

BONUS: REAL FÁBRICA DE TAPICES
En pocas palabras: Si bien el objetivo de este blog consiste en realizar comentarios de exposiciones que tienen lugar en Madrid, en este caso voy a hacer una excepción para hablaros de una visita que me ha impresionado. Se trata de la visita al museo vivo de la Real Fábrica de Tapices (calle Fuenterrabía 2, cerca de la estación de Atocha). Es una joya de la ciudad poco conocida y muy interesante.
Descripción: Las visitas son guiadas, duran 45 minutos y cuestan 4 euros. El propósito de la visita es enseñar a los visitantes parte de los fondos que conserva la Real Fábrica pero, sobre todo, y de ahí que se denomine "museo vivo", mostrar en qué consiste la actividad actual del museo. En este sentido, la visita está muy bien estructurada pues permite distinguir con explicaciones y viendo el trabajo de los artesanos la diferencia entre el trabajo realizado en tapices (creación), alfombras (restauración) y reposteros (creación de piezas heráldicas, banderas, etc.).

La visita comienza en una galería en la que se expone parte de los fondos de la Real Fábrica. Así, de las paredes cuelgan tapices datados del siglo XVIII y XIX, y dos fabulosos cartones para tapices realizados en acuarela sobre papel pintados por Goya. Además, en unas vitrinas se aprecian textos antiguos relacionados con los pedidos realizados en el siglo XVIII para la Real Fábrica y diversas piezas que forman parte de su Archivo Histórico. Una vez que la guía nos explica un poco la historia de la Real Fábrica, pasamos a una gran sala diáfana: la de los tapices. Esta sala es sin duda la estrella de la visita: se trata de un taller con inmensos telares de lizo. La madera de los telares es original y data del siglo XVIII. En ellos, los y las artistas trabajan realizando tapices con una facilidad que deja con cara de asombro a los visitantes que nos colamos en su cotidianidad llenos de curiosidad. Los tejedores tienen unos cartones que les sirven de guía en función de los encargos que reciben. Se les puede observar mientras introducen tramas entre las urdimbres gracias a unas canillas. En estas canillas, cuelgan diversos hilos de lana de varios colores y son ellos quienes eligen los colores de las lanas que más se adaptan a lo que están haciendo; de ahí que se les pueda denominar verdaderos artistas, puesto que ellos eligen las tonalidades del color que más se ajustan a la visión del conjunto. El recorrido continúa en otra sala diáfana dedicada al trabajo de las alfombras.  Además de crear alfombras originales en nudo turco, en esta sala se restauran alfombras antiguas recorteando (que es el término para describir la acción de recortar dibujando). En esta misma sala, hacia el final, se aprecia el trabajo de los reposteros que realizan banderas institucionales con signos heráldicos o escudos realizando un trabajo de collage de tejidos como la seda o el terciopelo. En la parte superior de esta sala, se aprecia un inmenso depósito de lanas. Según nos comenta la guía, todos los colores son originales creados por y para la Real Fábrica de Tapices. Esto significa que la Real Fábrica dispone de un laboratorio propio que realiza los pigmentos y las mezclas de colores de forma que sean exclusivos para la Fábrica. En un segundo lugar, estos colores son enviados a Toledo, de donde proceden las lanas, para que allí sean teñidas. Las lanas son todas procedentes de Toledo, por tanto la producción es 100% española. Una vez teñidas, los ovillos llegan a la Real Fábrica y son almacenados en esa gigantesca buhardilla que sirve de depósito de lanas y abastece exclusivamente a la Real Fábrica.
Lo mejor: Ver el trabajo de los tejedores en los telares de madera originales del siglo XVIII.

El trabajo de una tejedora con las canillas

Comentario:Resulta increíble que Madrid cuente con una joya semejante y esté tan poco explotada o sea tan poco conocida. Mientras duraba la visita, no dejaba de preguntarme cómo es posible que no sea más conocido del gran público un lugar así, tan interesante y sobrecogedor. Se trata de un lugar al que podría sacársele muchísimo más partido pues la visita es muy entretenida. En mi modesta opinión, esta visita debería ser de carácter obligado para cualquiera que visitara la ciudad, ya sea nacional o extranjero, por su valor artístico y cultural, y también por el carácter de entretenimiento que supone. Quizás el único aspecto mejorable sea que si bien la Real Fábrica cuenta con un gran Archivo Histórico y piezas únicas en sus fondos, éstos no se expongan más al público. Es decir, la visita está muy centrada en el aspecto de "museo vivo" y eso está genial, pero me habría gustado ver también más fondo histórico (más tapices, de esos que deben guardar en sus sótanos, y más archivos). Si además de ver el museo vivo, pudiéramos disfrutar de los fondos de la Fábrica, la visita tendría mucho más interés para amantes de la historia del arte. Por otra parte, la guía nos explicó durante la visita que hace unos años, la Fábrica contaba con un taller - escuela que formaba estudiantes que luego pasaban a formar parte de la plantilla de tejedores. El problema, nos dijo, es que por falta de presupuesto este taller se tuvo que cerra. Resulta increíble el poco personal del que disponen para la gran cantidad de encargos que reciben. Sin duda, se debería dotar de más presupuesto para salvar este lugar que tiene un gran interés histórico y cultural para el patrimonio de España. Y nosotros podemos contribuir a ello con un simple gesto: ir a visitarla.

Puntuación: Sobresaliente.
Datos prácticos: Real Fábrica de Tapices, calle Fuentarrabía 2, Madrid. Visitas únicamente guiadas: a las 10h y a las 13h. Son simultáneas en inglés y castellano si hay publico extranjero en el grupo. Duración de la visita 45 minutos. Entrada 4 euros (no hay descuentos). Tienen un catálogo estupendo que se puede adquirir por unos 35 euros y cuenta la historia de la Real Fábrica.

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